LAS BACTERIAS INTESTINALES Y LA SALUD MENTAL
Las bacterias intestinales son actores clave en tu estado de ánimo y salud mental. Pueden aliviar los síntomas de la depresión, la ansiedad y el estrés, pero también pueden empeorarlos. Tu colon es el hogar de billones de células bacterianas que forman un ecosistema único llamado microbioma intestinal. Además de permitir que los nutrientes ingresen al cuerpo y mantener bloqueados a los patógenos oportunistas, sus actividades también influyen en tu cerebro.
En 1683, Anton van Leeuwenhoek, habló por primera vez de unos “animálculos” que había visto en el tracto gastrointestinal a través del microscopio. Hoy se conocen como microbiota intestinal. La formación del microbiota intestinal se inicia en la concepción y alcanza su madurez a los 2 años de vida. El periodo perinatal es crítico: los hábitos maternos durante el embarazo, el tipo de parto y el tipo de lactancia son los factores más influyentes.
Cuando el cuerpo está expuesto al estrés, pasa por una serie de cambios para que toda la energía y los principales recursos se dirijan a los músculos y al cerebro. El estrés también hace que el cuerpo libere cortisol, y todos estos factores pueden afectar el microbioma intestinal.
Del mismo modo, si tu microbioma intestinal está desequilibrado (disbiosis), tu estado de ánimo general puede verse afectado. Esto se debe a que la actividad de las bacterias intestinales afecta el estrés y la ansiedad. Un microbioma equilibrado puede mejorar tu resistencia al estrés, pero uno desequilibrado puede afectar tu salud mental. Así es como se vinculan los probióticos para la depresión, las bacterias intestinales y la salud mental.
Tu intestino y cerebro están conectados por el nervio vago, un componente principal del sistema nervioso autónomo que te permite respirar, digerir alimentos y tragar automáticamente. Este nervio puede enviar mensajes a tu cerebro para tu colon y viceversa. La conexión entre los dos órganos es porque el eje intestino-cerebro es un actor vital en la salud mental, las enfermedades que afectan al cerebro e incluso el síndrome del intestino irritable (SII). Esto explica por qué el estrés puede afectar tu digestión, pero también por qué los problemas digestivos pueden hacerte infeliz.
Las bacterias intestinales descomponen los alimentos, en particular la fibra dietética, y los transforman en metabolitos. Estos son detectados por el nervio que luego envía datos al cerebro, lo que permite la regulación de los procesos digestivos. Por otro lado, cuando el nervio vago se ve afectado por el estrés (que dirige la energía y la atención a los músculos y el cerebro), no puede reaccionar de manera efectiva a la inflamación, lo cual es malo para el intestino y las bacterias intestinales. Para apoyar tu salud, tu microbioma intestinal debe ser diverso ya que esto ayuda a mantenerlo equilibrado. Curiosamente, la inflamación puede contribuir a la depresión y la depresión puede causar inflamación. Pero un microbioma diverso puede prevenir la inflamación.
Por lo tanto, controlar la inflamación puede ayudar a mejorar tanto el estado de ánimo como los niveles de ansiedad. La dieta es una forma de aumentar la abundancia de diversos microbios y reducir la inflamación. Las bacterias intestinales beneficiosas prosperan con una dieta natural basada en plantas porque la fibra es una fuente importante de energía para ellas.

Bacterias intestinales y salud mental: el efecto butirato
El butirato es un ácido graso esencial de cadena corta producido por bacterias intestinales buenas cuando comes plantas (frutas, verduras, semillas, nueces, granos integrales, legumbres). No solo mantiene feliz a tu intestino, tu cerebro también se beneficia. El butirato es la principal fuente de combustible para las células del revestimiento intestinal, por lo que ayuda a mantener esta barrera fuerte e intacta. También ayuda a prevenir la inflamación, que puede ser mala para el estado de ánimo. Un nuevo estudio incluso muestra que el butirato podría ayudarte a desarrollar nuevas células cerebrales.
La buena noticia es que puedes contribuir activamente a la producción de butirato en tu intestino a través de tu dieta. Una forma es comer prebióticos: alimentos que proporcionan sustento directamente a las bacterias intestinales, como frutas, verduras, cereales integrales y legumbres. Estos contienen fibra que se transforma en SCFA como el butirato. Por lo tanto, ¡aumentar su consumo afectará positivamente tu salud! Estos SCFA se comunican con las células que producen serotonina, un neurotransmisor (y una hormona) que regula el estado de ánimo, así como los niveles de ansiedad y felicidad. Básicamente, tus microbios intestinales pueden ayudar a tu cuerpo a producir más serotonina.
Los antioxidantes son sustancias que eliminan sustancias oxidativas dañinas en nuestros cuerpos, que pueden causar daño celular. Las verduras y vegetales verdes oscuras, rojas, azules, moradas, naranjas y amarillas indican la presencia de importantes antioxidantes y vitaminas que también pueden tener un impacto positivo en el microbiota y también tener algún beneficio para la salud mental. El estrés oxidativo, causado por especies reactivas de oxígeno o radicales libres, puede activar la cascada proinflamatoria, incluidas la IL-6 y la PCR, que están asociadas con la depresión. Además, el daño oxidativo se ha relacionado con la gravedad de diferentes trastornos mentales.
Igualmente, otro neurotransmisor, el Ácido Gamma-Aminobutírico (GABA), regula y mejora el estado de ánimo porque ayuda a calmar el sistema nervioso y apagar las reacciones de estrés. Sorprendentemente, algunas bacterias intestinales probióticas pueden incluso producir GABA por sí mismas para tu cuerpo.
Fundamentalmente, tu dieta puede ayudar a tus bacterias a proteger tu bienestar mental porque comer los alimentos adecuados alimenta a las bacterias felices. Y cuando tienes muchas bacterias saludables diferentes, tu microbioma es más diverso y produce sustancias que aumentan los químicos que mejoran el estado de ánimo, como la serotonina y el GABA.
Es fácil pensar en cada uno de los sistemas del cuerpo como entidades separadas y, aunque pueden estarlo en algunos aspectos, también están bien conectados y pueden influir en las actividades de los demás. El intestino y el cerebro son excelentes ejemplos de cómo los cambios en uno pueden afectar al otro.

Autor: Maria B. Sánchez

REFERENCIAS:

#FEMSmicroBlog: Celebrating how your gut microbiome keeps you mentally healthy